viernes, 30 de mayo de 2008




lágrimas,
arrastrando los afeites de mi rostro,
humedecen y manchan mi vestido de seda

aquella "canción de adiós"
la repito miles y miles de veces

dicen
que las largas cadenas montañosas
tienen un final

pero sólo oigo la lluvia fina y delicada
golpeando interminable
el pabellón solitario



desde que nos separamos
la tristeza del adiós
me destroza poco a poco el corazón

he olvidado incluso si,
al brindar por tu partida,

nuestras copas tenían
poco o mucho vino

lo mejor
es que entregue este poema
a las ocas salvajes que atraviesan el cielo

en realidad, Donglai
no está tan lejos como otros paraísos


"Mariposa enamorada de su flor"
Li Qingzhao

domingo, 25 de mayo de 2008

gris




Ha sido una sensación la que me ha llevado hasta aquí. El gris lleva días metido en mi cabeza y no logro sacarlo. Está empezando a engancharse a la piel, deslizarse por el lado derecho de la nuca y bajar lentamente hasta la base de la espalda. Allí, dos figuras me recuerdan que hay algo más importante que yo misma, pero raras veces las veo aparecer en el espejo. Será que debo darles algo más de tiempo, será que debo buscar más abajo el origen de una ilusión perdida.

La lluvia se ha callado a mi pesar. Sólo recuerdo su imagen con los restos que ha dejado a su paso, pequeños intrusos que anidan en el hueco de mi cuello. Y al final, desembocarán en el fondo de mi abismo.

viernes, 16 de mayo de 2008

la Nena

La Nena no vuelve
a casa y su madre
llora. Llora cuando
los minutos son más largos
de lo acostumbrado.

Y la costumbre,
sin saberlo, se vuelve
castiza. Impone sus leyes,
suplanta el abismo
de los instantes encontrados.

Las lágrimas se acumulan
en el suelo de la habitación.
Y la Nena grita renuncia:
se da la vuelta, cierra las puertas
y se sienta al final del pasillo
a descubrir el mundo.

Si vas a visitarla
pídele un café amargo de mi parte.
El movimiento de la cuchara
se extenderá en anécdotas
de otros. Pero sus ancianos quince años
brillarán con su sonrisa.

He escuchado que su jardín es mágico.
Un paraíso onírico
donde el perfume de las rosas
compite con el gorjeo de las palomas.
Tapices blancos y rojos decoran
los sueños de la Nena,
en su deambular diario,
en un paseo inacabado.

Te habla de lugares lejanos
de historias pasadas. De repente,
te conoce sin haberte visto jamás.
"Eres un..." y tu árbol genealógico se despliega
como un pergamino caído del estante. Y rueda.

La veo eterna, perenne,
blanca y roja, dulce, grávida.
La sigo mientras camina,
la acompaño en el pasar de hojas de sus libros.
Quiero que me cuente un cuento
ahora que tengo sueño.

sábado, 10 de mayo de 2008

permiso, voy a entrar

De nuevo en casa, tras un par de semanas locas.
No, no era una despedida definitiva. Era una despedida personal a mí misma; me fui para separarme de algo que quería dejar atrás y recuperar una parte muy pequeña pero muy importante que me pertenecía y que dejé en algún sitio hace mucho. Creía haberla perdido. Malevich fue sólo una excusa, un significado apropiado para la ocasión.

Diluvia en la ciudad, todo es agua y un poco de frio. Perfecto, aquí me quedo: sentada en la cama, el ordenador sobre mi regazo, una taza de té a mi izquierda puesta sobre el I Ching (edición antigua).
El piso está tranquilo y casi a oscuras. Es sábado y es primavera. Llueve.

Suena Versatile Heart, en concreto The Way I Love You, al que seguirá Go Home, seguro. Las escuché demasiado en un determinado momento, cuando no conseguía decir en alto ciertas cosas. Ahora que ya puedo, esas mismas canciones siguen viniendo a hacerme compañía pero de otro modo. Continúan sonando tristes, por supuesto, pero el pinchazo que antes hería ahora es una simple presión en el dedo que produce escalofríos. Signo de que siento, de eso estoy segura.



Estamos en mayo. Cuando salga el sol, yo saldré a por margaritas. Blancas.