miércoles, 30 de julio de 2008

postales: un año juntos




Hoy recordé tu aniversario y he salido corriendo a comprarte una felicitación. Sabes que no soporto perderme en discursos ni tampoco rozar los esquemas vulgares; seré austera, seré escueta: déjame decirtelo todo para que tú me ocultes el rostro.



Firmado

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jueves, 24 de julio de 2008

Unai


















Os presento a mi sobrino. Por fin, después de una semana de retraso, antes de ayer nos alegró la vida con su presencia. Y corrimos en masa a verle.
Tiene la nariz de su padre, la estatura parece que también y los labios de su tía Clara. Será guapísimo, claro, que va a decir su tía que no deja de sonreir y llorar a ratos. Ya lo avisé, me emociono en exceso cuando la situación lo requiere. Y esta, sin duda, es una de las mejores.

domingo, 13 de julio de 2008

aguardando casi impaciente




Nursing mother
Egon Schiele
1917

Tal vez hoy, esta noche, algo esté a punto de ocurrir.
Tal vez sea mañana, cuando ese diminuto ser aparezca tras las puertas de su madre.
Tal vez nos haga esperar aún varios días y, por un azar del destino, su nacimiento coincida con el de su bisabuelo, ocurrido cien años atrás. Sería, simplemente, maravilloso.

En cualquier caso, qué extraño resulta aguardar, qué mezcla de nerviosismo y alegría todavía desconocidos. Qué impaciencia...

viernes, 11 de julio de 2008

de negras y blancas




Miro al suelo y recuerdo las baldosas recién fregadas, indicio primero del inminente cierre.
Es tarde para extenderse en el café pero da tiempo a un último sorbo, acompañado de un dulce que nos regalan;
puede que sí, puede que por eso sea más dulce.

Van a cerrar, y nos lo anuncian con una sonrisa.
Pero quiero quedarme, le contestaría... sólo me sale una mueca como respuesta a su petición.
Es tarde, le veo en los ojos y ante eso, recojo mis pasos, le devuelvo la sonrisa y me guardo otra ventana más para mañana.

jueves, 10 de julio de 2008

el escenario oscurece





Veo sin ver, miro sin mirar... y las pupilas desenfocan el movimiento que sube y baja y se retiene y empieza hasta volver a convertirse en un punto infinito que marea sin permitir un segundo de mínimo aliento porque la velocidad ha alcanzado su punto extremo y no... no...

respira...

Si cierras los ojos podrás darte cuenta de que, no muy lejos de ti, aún guardas la imagen que sigues buscando.