lunes, 7 de septiembre de 2009

De espaldas


París, mayo 2009


Ya no me quedan palabras adecuadas al contexto, porque el discurso se ha fragmentado en mil pedazos. Novecientos ochenta y cuatro han sido esparcidos aleatoriamente por lugares donde jamás he estado y no creo que vaya a hacerlo jamás. No es cuestión de pesimismo, es un hecho empírico (mi vida se acorta por momentos y el tiempo no cesa en recordármelo).

Los otros dieciséis... los vengo buscando desde hace meses. De vez en cuando me siento en algún rincón solitario para descansar y valorar si sirve de algo seguir. De espaldas al mundo, es difícil saberlo. Si me encontráis, sólo dejad una mano sobre mi hombro y sabré que habéis llegado. Pero no me pidáis que hable, que sonría o que me gire. Esos pedazos aún permanecen lejos de aquí.

1 comentario:

Cartable dijo...

aquí mi mano, mi llanto y mi abrazo
mil besos