París, mayo 2009
Ya no me quedan palabras adecuadas al contexto, porque el discurso se ha fragmentado en mil pedazos. Novecientos ochenta y cuatro han sido esparcidos aleatoriamente por lugares donde jamás he estado y no creo que vaya a hacerlo jamás. No es cuestión de pesimismo, es un hecho empírico (mi vida se acorta por momentos y el tiempo no cesa en recordármelo).
Los otros dieciséis... los vengo buscando desde hace meses. De vez en cuando me siento en algún rincón solitario para descansar y valorar si sirve de algo seguir. De espaldas al mundo, es difícil saberlo. Si me encontráis, sólo dejad una mano sobre mi hombro y sabré que habéis llegado. Pero no me pidáis que hable, que sonría o que me gire. Esos pedazos aún permanecen lejos de aquí.
Los otros dieciséis... los vengo buscando desde hace meses. De vez en cuando me siento en algún rincón solitario para descansar y valorar si sirve de algo seguir. De espaldas al mundo, es difícil saberlo. Si me encontráis, sólo dejad una mano sobre mi hombro y sabré que habéis llegado. Pero no me pidáis que hable, que sonría o que me gire. Esos pedazos aún permanecen lejos de aquí.
1 comentario:
aquí mi mano, mi llanto y mi abrazo
mil besos
Publicar un comentario