... los restos de una pegatina del coche guardaban un mensaje dirigido a mí.
Mi nombre y algo más.
No hace tanto que fue rasgado. Pero como un baúl donde guardas tus tesoros más preciados, mi mirada ha abierto el lugar donde quedaba un gesto producto de la espera.
Me he desbordado en lágrimas, mientras me partía por la mitad.
Hoy ya no podía más. No podía.
Un gesto. Un motivo. Punto VII
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