Café. La taza vacía. Un vaso de agua a medias. Un cigarrillo apagado, algo de ceniza. El jersei negro encima de la mesa. "Lo siento, me lo he dejado yo". Una peca en el pecho, mi reflejo. La ventana está abierta y mi cabeza casi se escapa por ella. Algo de brisa...
Un niño tararea, otro bosteza. Exceso de aburrimiento.
El vaso sigue medio lleno, el otro menos. No recordaba, había dos. Las piernas cruzadas encima de la silla, ejercicio de posicionamiento. Una forma de llamarlo comodidad. Cambio de música. "No hemos mejorado mucho".
Tres sillas con tapizado de jardín. Mejor, tapizado de jardín de abuela... y con todo el cariño, pero no. No se acepta. Un tatuaje en rojo, caracteres chinos. Subiendo el tobillo se llega a la mano. Bolígrafo rojo, más caracteres. "Eso que tú querías". "Sí... quería tantos... Mejor no pienso mucho en eso... ¿no?" "Allá tú, pero ya es hora" "Ya volvemos a lo mismo de siempre" "Bueno, alguna vez tenía que ser. ¿A qué esperas" "Sí lo supiera... tal vez lo habría hecho, ¿no crees?" "No creo nada. Sólo digo que ya es hora" "Mejor dejamos el tema".
Mirada al otro lado del reflejo. Sólo sigo siendo yo. Malditas preguntas...
Y ella encendió una vela. Demasiado blanca. "¿Las harán de juguete?" "... qué cielo tiene Berlín..."
No soporto la nostalgia; por exceso de ella. "¿Lo dejamos?" "No, aún no. Es pronto".
miércoles, 29 de agosto de 2007
viernes, 3 de agosto de 2007
no shining days
everyday on my way home
the clouds would break and the angels
would sing their refrain
this world's an ungodly place
strangled by vines unchaste
so with my shining blade of steel
i would cut a path wide
written clean through the night
mark my words upon the front page
to set my world straight...
letter to bowie knife, Calexico
miércoles, 1 de agosto de 2007
Invierno
No me es posible no mirar atrás. Y cuando sucede, nada es simple pasado.
Esta foto ya tiene historia, no sólo por el tiempo que hace que la tomé, sino por todo lo que sucedió. Fue una excusa que nos impusimos: queríamos salir corriendo, olvidarnos de todo lo que nos ahogaba, queríamos estar solos... pero nos fuimos, haciéndonos compañía el uno al otro.
Era invierno y hacía frio. Necesitábamos respirar... Supongo que lo conseguimos. Sí, seguro.
Ya no hemos vuelto a hablar como antes. Las fotos ya no unen, el silencio se instaló incómodo. Al final, no quedó más remedio que bajar la cabeza y seguir caminando. Y han sido muchos los altos en el camino. De hecho, ya no recuerdo el rumbo.
Por eso ahora, necesito volver a escapar. Volver a trazar el trayecto; me estoy ahogando de nuevo. Y ya no hay compañía posible.
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