Firenze, octubre 2008
¿Sabes? Pensé que ahora sería diferente. Pensé, "por fin, una segunda oportunidad. Estas cosas también pueden pasarme a mí". Pensé que el verano había sido demasiado largo, la espera había merecido la pena y ya no costaba tanto hablar. Pensé que la ilusión no era un recurso literario inaccesible en estos tiempos. Pensé "basta de interrogar demasiado profundo cuando con el roce de su piel ya es suficiente". Pensé...
Pensé demasiado.
Mis postales todavía no han acabado. La cámara guarda en su interior un carrete. Y sé qué hay en él. Recuerdo lo que había cuando apreté el disparador: era sábado. Tres retratos. Siguen allí.