s/t
2009
Algo vislumbré aquel día: empezaba de nuevo. Pero como siempre, como si de un miedo endémico se tratara, la impaciencia por llegar cortó cualquier posibilidad de viaje. Eso es lo que vislumbro hoy.
Aún y así, persisto en la idea de que fue la elección correcta, aunque las dudas hayan roído mis entrañas hasta notar el arañazo. No hay punto y seguido; la dirección no era la apropiada porque equivoqué las coordenadas. Todavía hoy no entiendo cómo los cangrejos logran llegar al destino aún desplazándose de lado.
Punto y aparte. Vuelvo a situar los puntos en el mapa, en mi mapa, en nuestro mapa. He pedido disculpas tarde pero prometo no repetir el error. Esta vez no. No me lo merezco y tú tampoco. Empezaré otra vez, más despacio por disfrutar lo que sé has dado siempre. No he dicho suficientes veces gracias ni me percaté de que no te di la opción a que tú también lo hicieras. La aridez del desierto llegó más lejos de lo que pensaba incluso cuando logré abrazar aquel árbol una mañana de lunes.
Tarde. Siempre tarde. Un eco eterno en mi cabeza. Pero no, esta vez no. No quiero que sea tarde ahora que todavía es pronto para todo. El "ya basta" se pronunció hace unas horas, momentos antes de saber el motivo que le daba sentido.
Tengo dos billetes y de momento, una primera parada.
Aún y así, persisto en la idea de que fue la elección correcta, aunque las dudas hayan roído mis entrañas hasta notar el arañazo. No hay punto y seguido; la dirección no era la apropiada porque equivoqué las coordenadas. Todavía hoy no entiendo cómo los cangrejos logran llegar al destino aún desplazándose de lado.
Punto y aparte. Vuelvo a situar los puntos en el mapa, en mi mapa, en nuestro mapa. He pedido disculpas tarde pero prometo no repetir el error. Esta vez no. No me lo merezco y tú tampoco. Empezaré otra vez, más despacio por disfrutar lo que sé has dado siempre. No he dicho suficientes veces gracias ni me percaté de que no te di la opción a que tú también lo hicieras. La aridez del desierto llegó más lejos de lo que pensaba incluso cuando logré abrazar aquel árbol una mañana de lunes.
Tarde. Siempre tarde. Un eco eterno en mi cabeza. Pero no, esta vez no. No quiero que sea tarde ahora que todavía es pronto para todo. El "ya basta" se pronunció hace unas horas, momentos antes de saber el motivo que le daba sentido.
Tengo dos billetes y de momento, una primera parada.