viernes, 28 de septiembre de 2007

suena una nota perdida


Hoy el palco está vacío, aunque el espectáculo prometía.
Los mitos, esas eclécticas creaciones de nuestra cultura, cada vez se parecen más a un payaso de circo. A los que nos hacían llorar, a esos me refiero. Los que lloraban con nosotros, esos, se fueron dejándonos un regusto amargo en la boca: el del puro llanto. Los que quedan, los pseudomitos, no atraen lo que antes.

Las luces caen, se hace el silencio... que en realidad ya se había asentado hace horas, mientras preparaban los instrumentos. Quién sabe si esta noche darán alguna nota que rompa el vacío auditorio. La decepción interrumpe cualquier acto, inmoviliza hasta paralizar. Esperemos que mañana, si tenemos suerte, la melodia surja más allá del corazón.

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