domingo, 30 de diciembre de 2007

Capítulo II

(...)

Sin lo otro, no hay yo.
Sin el yo, nada se manifiesta.
Sí, cerca estamos del origen,
pero desconocemos el Aquello
que todo lo hace y lo comienza.
Quizás haya un Dueño verdadero:
ninguna traza hay de su existencia.
Real, pero invisible.
Creemos en sus actos
aunque no vemos su figura.

De los cien huesos de que un cuerpo se compone,
de los nueve orificios, de las seis vísceras,
¿cuál es el más amado?
¿Se les ama a todos por igual?
¿Hay alguna preferencia?
¿Son todos ellos súbditos?
¿O se alternan en su poder
como servidor y soberano?
¿Hay entre ellos un Dueño verdadero?
Aunque lo hubiera,
nuestra ignorancia de él,
nuestro conocimiento de él
no afectarían en nada a su auténtica Verdad.

Cuando una forma nos ha sido dada,
persiste hasta que la vida se agota.
Nos cortamos con el filo de las cosas.
Nos evitamos mutuamente.
Veloces como caballos galopando.
Incontenibles. ¿No es una lástima?
Esforzarse sin ver el fruto del trabajo.
Agotarse y no saber a dónde regresar.
¿No es triste?
Ser inmortales, ¿para qué?
El cuerpo se corrompe,
así también el espíritu.
¿Podemos negar ese inmenso dolor?
¿La vida del hombre es tan absurda?
¿O es que soy el único que lo piensa,
yo, el más absurdo de entre todos?

Zhuang Zhou

jueves, 27 de diciembre de 2007

flores que morirán


La miro y sé que no está viva. Es preciosa, sin embargo...
Las flores tienen esa rara particularidad: una belleza rápida, efímera. Luego, su desaparición.

Entraba el sol... hacía calor... un día más... otro día más.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

¿quién interpreta a quién?


Océano

¿Es que ignoras acaso, Prometeo
que el odio es mal que las palabras curan?

Prometeo
Cuando se ablanda el corazón a tiempo
sin violentar el mal que está inflamado.

Océano
¿Tú crees que es nocivo que alguien trate
de cuidarse de ti? Aclara mis dudas.

Prometeo
Es inútil trabajo y candor vano.

Océano
Déjame padecer esta dolencia,
que es ganancia, y no poca, el ser sensato
y parecer, en cambio, un insenstato.

Prometeo encadenado, Esquilo


(El cuaderno se marcó al escribir este fragmento. Y en los dibujos posteriores, la huella de estas palabras suena como la frase de un apuntador).

domingo, 16 de diciembre de 2007

viernes, 14 de diciembre de 2007

los pequeños secretos (nunca pequeños)

Aegean Sea, Hiroshi Sugimoto


¿Quién piensa en las cosas importantes?
¿Quién se acuerda de ellas?
¿Qué cosas? ¿Cuáles importan?

Tengo un rincón, que no se esconde, pero no se ve.
Guardo con llave para que no vuelen. ¿Qué?
Que no vuelen. Poseer para no perder.

¿Y si...? Lo sé, tal vez ocurra igual.
Escucho y escucho pero no oigo nada.
¿Pero importa? A mí sí, son mis cosas.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

tras la puerta, alguien

Miércoles por la tarde. Un trayecto de autobús de vuelta a casa. Ya es de noche y miro por la ventana: la ciudad hace días que está inmersa en la fiebre navideña. Gente por todas partes, demasiados coches, el frio que no acaba de llegar... y la sensación de que todo es demasiado falso. Esto no es para mí.

Voy entre líneas. Otra lectura más que se suma a las tres o cuatro de este último mes; vías de escape para no pensar, dejar mi cabeza quieta. Por suerte, Irène ha conseguido éste mi propósito, al tiempo que se ha convertido en una de mis escritoras favoritas. Pero por ahora estoy con otras cosas.

"¡Es tan bonito enamorarse de un hombre de verdad...!", ha resonado en el autobús. ¿Qué otra cosa podía hacer sino sonreir? Y me escondía tras el libro para ocultarlo. Sabía que nadie me veía, pero aún así lo he hecho. Sonreía... y en mi interior "Qué bonito es pensar eso, cuando todavía puede pensarse." No hay dramatismos, sino el paso previo de la incertidumbre.

En casa. Saber y no saber. Todo se junta. Aquí no hay teatro que valga, es pura constatación.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Mi madre



¿Qué edad tenía? Le supongo veintitrés o veinticuatro, no estoy muy segura. Dios, qué joven era... qué joven fue siempre. Supongo que eso lo he heredado de ella: ese aspecto casi infantil, eterno, fuera del tiempo. En gran medida, era fruto de un pequeño secreto que guardó siempre consigo y que jamás rebeló abiertamente. Sólo en ocasiones, cuando estando en casa y sentada con la vista atenta en otra tarea, hablábamos durante horas y me enseñaba lo que era para ella la vida, la gente, las relaciones, el dolor, la pena, la alegría.

Ella me enseñó eso y mucho más. Mucho más que no pude, no supe... no llegué a agradecerle. Me mostró la humildad que trasluce en una mirada, la alegría matizada en mil sonrisas, la ternura que no pide nada a cambio y te lo ofrece todo. Nunca llegó a saber cuánto enseñó a los que tenía a su lado, cuánto demostró con la sencillez de quién sólo espera ser feliz en la vida. Las lecciones de vida suelen darse en silencio, y ella lo hizo con una sonrisa.

Pero si algo guardo de ella, más allá de los momentos particulares o de las palabras concretas, son sus ganas de vivir. Ese deseo furioso de querer seguir adelante se lo debo a ella. Ella fue la que me mostró que hay motivos para continuar; tal vez no sea capaz de verlos o no quiera, pero sé que existen, que siguen ahí. Y por ella, en honor a ella y gracias a ella sigo.

Gràcies mare.

jueves, 6 de diciembre de 2007

just another sad song



When you were here before
Couldn't look you in the eye
You're just like an angel
Your skin makes me cry
You float like a feather
In a beautiful world
I wish I was special

But I'm a creep
I'im a weirdo
What the hell am I doing here?
I don't belong here

I don't care if it hurts
I want to have control
I want a perfect body
I want a perfect soul
I want you to notice
When I'm not around
You're so fucking special
I wish I was special

But I'm a creep
I'im a weirdo
What the hell am I doing here?
I don't belong here

She's running out again
She's running out
She run, run, run, run
Run

Whatever makes you happy
Whatever you want
You're so fucking special
But I'm a creep
I'm a weirdo
What the hell am I doing here?
I don't belong here
I don't belong here


Creep, Radiohead

lunes, 3 de diciembre de 2007

esos momentos...


... mientras esperábamos.
No era tarde, acabábamos de llegar en bici.
Llovía un poco y aún así era mejor quedarse fuera, bajo las luces nocturnas.
El cielo enmarcado en rojo y negro.
En adelante, cerveza y tiempo.

Fue una noche memorable.
El Bassi fue nuestro escenario y allí supimos lo que era vivir.
Esta es mi forma de darles las gracias.
A los cuatro.

De Jamie Lee a Los Plimos & Co.


domingo, 2 de diciembre de 2007

más música


Noches blancas, Espacio Ruso.

Y el resto... igual de deliciosas.

... recordando los momentos berlineses. Y otros que los precedieron.
Cómo me encantaría dar las gracias por ellos. Algún día, tal vez.