miércoles, 12 de diciembre de 2007

tras la puerta, alguien

Miércoles por la tarde. Un trayecto de autobús de vuelta a casa. Ya es de noche y miro por la ventana: la ciudad hace días que está inmersa en la fiebre navideña. Gente por todas partes, demasiados coches, el frio que no acaba de llegar... y la sensación de que todo es demasiado falso. Esto no es para mí.

Voy entre líneas. Otra lectura más que se suma a las tres o cuatro de este último mes; vías de escape para no pensar, dejar mi cabeza quieta. Por suerte, Irène ha conseguido éste mi propósito, al tiempo que se ha convertido en una de mis escritoras favoritas. Pero por ahora estoy con otras cosas.

"¡Es tan bonito enamorarse de un hombre de verdad...!", ha resonado en el autobús. ¿Qué otra cosa podía hacer sino sonreir? Y me escondía tras el libro para ocultarlo. Sabía que nadie me veía, pero aún así lo he hecho. Sonreía... y en mi interior "Qué bonito es pensar eso, cuando todavía puede pensarse." No hay dramatismos, sino el paso previo de la incertidumbre.

En casa. Saber y no saber. Todo se junta. Aquí no hay teatro que valga, es pura constatación.

1 comentario:

C. dijo...

realmente es bonito poder pensarlo.

'Permíteme callar sólo un momento:/ que ya no tienen lágrimas mis ojos... /ni conceptos de amor mi pensamiento.'

'Es hielo abrasador, es fuego helado, / es herida, que duele y no se siente, / es un soñado bien, un mal presente /, es un breve descanso muy cansado.'

...y podría seguir. Y después de leer a Lope, y a Quevedo, vuelvo a lucir sonrisa, porque, al cabo,lo que de momento no me da la vida, sí me lo da la poesía.

Lo pienso, de todas formas, aunque todo sea incertidumbre, ambigüedad e inquietud, lo pienso.


muarequetequetemuaymua sobrinil