jueves, 6 de marzo de 2008


Algún desvío de la norma
Ocurrirá a medida que el tiempo se hace más abierto,
El consenso varía de a poco; acerca de lo cual
Ya nadie miente. Óxido oscuro derramándose
Sobre el cuerpo, cambiándolo sin deteriorarlo-
Gente con muchas cosas en la cabeza, pero vivimos
En los intersticios, entre una mirada distraída y el cielorraso.
Nuestras vidas se encargan de hacernos acordar. Finalmente, no
otra cosa es ser consciente
Y los que viven a través de esto se bajan en la misma parada.
Qué descuidados. Sin embargo al fin cada uno
Resulta haber viajado la misma distancia -es el tiempo
Lo que cuenta, y cuán profundamente hayas invertido en él,
Cruzando la calle de un suceso, como si salir de él fuera
Lo mismo que realizarlo. No te importa, por supuesto,
mayormente, si éste es el modo en que tenía que suceder,
Sin embargo te habría gustado recibir una porción más exacta
de tiempo
Que sólo el reloj te puede indicar: cómo se lo siente, no lo que
significa.
Es un campo abierto, sólo conocemos un pedazo del final,
No la parte que presumiblemente teníamos que atravesar para
llegar ahí.
Si esto no te alcanza, considera la idea
Inherente en el día, brazadas de trigo y flores
Achatadas sobre carretillas, si tal vez significa más
Al relacionarse contigo, sin embargo lo que es, es lo que sucede
al fin
Como si te hubiera importado. El evento se combina con
Rayos que salen de su interior para dar la apariencia de fuerza
adaptada a los usos más sabidos de la edad, pero está ahí
Y no está, como la ropa tendida o el aserrín al sol,
En el fondo de la mente, donde vivimos ahora.

Diciéndolo para que no suceda
John Ashbery

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