Es un suicidio. Todo, en general.
Pero bien, nos parece bien correr sin medida hacia adelante esperando que algo nos pare a medio camino para poder tomar aire. Respirar sin mirar hacia atrás y ver la trayectoria en tiempo y espacio, porque parece que tras nuestros pies ha ido creciendo un abismo que hemos evitado por velocidad. Jamás el talento tiene algo que ver en todo esto.
Es un suicidio. Todo: cada palabra, cada gesto, cada silencio, cada mirada. Es un suicidio cada vez que ríes y me abrazas sin saber que siento, sin querer saber lo que siento. Porque jamás te diste cuenta de quién era yo. ¿No me viste? Estaba cerca, tanto que casi podías tocarme. Pero sólo rozaste cada una de mis esquinas y con eso te bastó.
Es un suicidio. Todo: mi imagen transformándose cada día para parecer otra y que así no me reconozcáis. Porque en el fondo, si nadie recordará a nadie pasados cuatro minutos, qué importa lo que signifiquemos ahora. Las listas escritas en el papel, los nombres que fueron algo y que en este momento viven sólo para ponerlos tras otros igualmente perdidos, se acumulan debajo de la cama junto a los zapatos en desuso, el polvo y la oscuridad de cada noche.
Y es locura recurrir a un exceso de literatura que nos anestesie con palabras ajenas. Porque los hechos consumados no se traspasan, se agarran a lo más hondo del estómago y vuelven en forma de estados anímicos diarios obtusos, inconclusos. Es un suicidio en fascículos, de aquellos que compras el primer número en oferta y luego los sigues sólo por obligación.
Es un suicidio, repito: el vacío produce huecos, que nadie pretenda engañarme. Ahora me dedico a la albañilería, el bricolaje y a las reformas en general. De 8 a 20 h. Precio asequible. Máxima confianza.
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5 comentarios:
yo necesito unas reformas (ahí, donde duele, en el fondo de nosotras, sabes?), así que contactaré contigo pronto, a ver si me curas a base de abrazos y café.
te veo (aún cuando no estás), y te quiero.
Un suicídio en fascículos. Y poco más. Por suerte nos queda el bricolage (y tu compañía silenciosa por la casa, siempre a media luz). Mañana tu tarde es mía. Un jazz, una cervesa.
Preciosa, me encanta que seas la jefa de obras de mi reforma. De hecho, con tu proyecto modernista/noucentista seguro que has tomado muchas ideas y me vas a dejar nueva.
Vosotras sois las protagonistas de mi nuevo comienzo, así que seguiré escribiendo, pero esta vez primero ha sido la realidad, luego la 'literatura'.
espero tu presupuesto (hoy me quedo en el exilio, entre tazas de hierbas, pijama y buena música, mañana volveré a vuestra civilización).
suerte con la entrega de las fotos.
más besos
no te conozco, pero reconozco ser sensible a tus contenidos, illustrados u prosados. mil gracias
necesito reforma urgente: se trata de unas goteras... ¿me das hora para mañana?
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