sábado, 26 de enero de 2008

origen: m. Principio, nacimiento, manantial, raíz y causa de algo

inconsolable.

(Del lat. inconsolabĭlis).

1. adj. Que no puede ser consolado.


En el Diccionario de la lengua española de la Real Academia. Pero ya había topado con ella antes: segundo, al leer un artículo en la prensa de hoy (sección Cultura, crítica de teatro, M.O., 26 de enero de 2008; queda registrado) que ha punzado mi costado izquierdo y, primero, con la embestida de los acontecimientos pasados. Todos y cada uno de ellos, que van cayendo delante mío con lentitud, con aplomo, pesadez rígida.
Si los veo es porque nada está resuelto, porque todo se ha revuelto (y los demás cediendo a los excesos). No contra mí que no quiero darme tanto protagonismo, al contrario. Lo ha hecho de espaldas a mí, cuando buscaba piedras en el mar para decorar con ellas el alféizar de la ventana.

[2. adj. Que no quiere ser consolado]


En mi cabeza. En mis entrañas.
Ahora sí quiero el papel protagonista: la película será muda, en color, sin música de fondo. Y me dedicaré a mirar hacia fuera las voces de los demás; ahí empezaré a reir.

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